miércoles, 3 de agosto de 2011

Vacaciones 2.0

Principios de Agosto, vacaciones en la playa, tres estupendas semanas por delante perfectamente planificadas para no hacer absolutamente nada. Sólo disfrutar del mar, del sol, de largas siestas, de la buena comida y del merecido descanso en compañía de mi familia y los amigos. ¡Cuánto tiempo esperando a que llegara este momento!

Me juré y perjuré una y otra vez que me dejaría el portátil en casa, porque sí, porque estaba cansada de pasarme horas y horas, día tras día, delante de él... porque quería perderlo de vista por una temporada y sobretodo, porque quería “desconectar” en el más estricto sentido de la palabra. Ni e-mails, ni Facebook, ni Twitter, ni Blog,…¡nada! quería desaparecer digitalmente por tres semanas. Hasta se me pasó por la cabeza dejarme también el móvil/smartphone… pero entonces me di cuenta de que sin él no podría hacer llamadas (sobretodo por si hubiera alguna emergencia, claro está) y eso, tal vez, ya era demasiado “desaparecer”.

Una vez hechas las maletas, me puse el móvil en el bolso (junto con el cargador, ¡importante! si no, estamos en las mismas) y antes de abrir la puerta, bártulos en mano, para salir pitando y no volver en casi un mes, doy un último vistazo alrededor. Y ahí estaba, encima de la mesa, cerrado, silencioso, solo, abandonado… No me lo pensé dos veces, metí el portátil en su bolsa (con la batería, ¡importante también!) y negando con la cabeza me lo colgué al hombro y entonces si, como pude (faltándome manos y pies) saqué todos los bultos de casa y cerré la puerta. Con llave, eso sí.

Y desde entonces. Aquí estoy, en la casa de la playa, con unas magníficas vistas al mar, con la agradable brisa acariciándome la cara y… con mis manos pegadas al teclado. Si, señores, si… ¡otra vez! Pero esto no es lo peor, sino el hecho de que es casi la una y media de la madrugada y, con un sueño que no puedo con él, aquí sigo, aporreando el teclado sin parar. Llamadme tozuda,  desobediente conmigo misma, débil, “masoca” o como queráis… no os va a faltar razón.

No tengo remedio, es algo superior a mi. Recientemente leí un artículo que hablaba sobre no se qué estudio que había llevado a cado una prestigiosa universidad de no sé donde… Total, que venía a decir que solamente un 5% de los usuarios son capaces de desconectar por vacaciones. El 95% restante seguimos “enganchados” a la red, a lo digital, o a todo lo que englobamos dentro del saco 2.0 o de la “nube”, como se dice ahora. Viéndome a mi, no me sorprende en absoluto.

Pues si, lo reconozco, yo soy una de esas personas enganchadas, una adicta a la red. En dos días de vacaciones que llevo no he parado de leer posts, blogs, mails, de twittear, de facebookear… y ¡mira! hasta estoy escribiendo un nuevo post para mi blog (que buena falta le hacía, por cierto, que ahora ya lo tenía un poco abandonado, pobrecito mío). Y no soy la única, puesto que Twitter sigue sacando humo, Facebook igual, no paro de interactuar con otros que están como yo (o quizás, peor), las entradas y los mails me llegan a decenas cada día… Ya lo dije en un tweet, intentando resumir el contenido de una noticia: En Agosto, todo se para, el mundo se va de vacaciones.... todo descansa, menos Internet”.

Si hace unos meses, afirmaba que Internet y las nuevas tecnologías están reñidas con el descanso, ahora lo ratificaría diciendo que también están reñidas con las vacaciones… ¿O no? 
La vedad es que Internet no esta reñida con nada, no nos engañemos, simplemente está ahí, por si queremos entrar en ella o no. Los que no paramos de reñimos con nosotros, somos nosotros mismos, incapaces de controlar nuestros impulsos y adicciones. Siempre pasa igual.

Definitivamente, debería haber dejado el ordenador en casa para no caer en la tentación, pero entonces no estarías leyendo este post, ni asintiendo con la cabeza, ni sonriendo, seguramente. Sólo por eso ya ha valido la pena romper mi juramento y seguir haciendo lo que más me gusta: seguir en contacto e interactuando con gente como tu.

¡Ah! y por supuesto, voy a encontrar tiempo de sobras para disfrutar del mar, del sol, de las largas siestas y del merecido descanso.



¿Qué vas a hacer tu? 


¡Que tengas un feliz verano, ya sea 2.0 o no!