viernes, 14 de enero de 2011

Mi primer "Cumplemés" 2.0: ¡Gracias!


Bufff...!!! Ya ha pasado un mes, sólo uno, y la sensación que tengo es como si hubiesen pasado muchísimos más... 

Estos últimos treinta días han sido de lo más intensos, y es que la zambullida 2.0, como yo la llamo, ha sido en picado y sin pensármelo dos veces. ¡Ahí voy! ¡Me lanzo! Voy a descubrir por mi misma de qué va todo esto, a la espera de comenzar mi tan ansiado curso académico en Marketing Digital y Redes Sociales en Inesdi (www.inesdi.com) para convertirme (o al menos intentarlo) en una auténtica experta en la materia. La curiosidad y las ganas me pueden, no me sé esperar... Llamadme impaciente, autodidacta, o simplemente curiosa.

El balance que puedo extraer de este corto pero intenso periodo de tiempo es de lo más fructífero (al menos para mi): 

> Cuenta en Twitter con casi 300 tweets generados, incontables los tweets leídos y con casi 115  "followers". A todos, ¡gracias por compartir y por aportarme tanto!

> Cuenta en LinkedIn con más de 85 contactos creados, unida a 9 grupos y con 9 debates generados (no necesariamente a un debate por grupo). ¡Gracias por los tan interesantes intercambios de opiniones!

> Un blog personal (éste en el que te encuentras) con 5 posts creados (contando éste mismo), con casi 500 visitas, 13 comentarios y 7 seguidores ¡Muchas gracias por leerme y expresarme vuestras opiniones!

> Decenas de blogs visitados, de posts leídos, de links "clicados", de videos/fotos vistos, de sitios webs almacenados en "favoritos",... ¡Gracias por toda la valiosa información que he han aportado!

Ah! y todo esto sin contar a mi "viejo" y querido amigo Facebook, a quien tengo el gusto de conocer desde hace más de 2 años y en el que comparto risas y experiencias con más de 200 amigos (pero amigos, amigos). ¡Gracias a todos ellos por su amistad y por los buenos momentos que pasamos!

En cualquier caso, la "zampada" de información está siendo tremenda, pero como veis, sólo tengo palabras de agradecimiento por lo mucho que llevo aprendido, compartido y, sobretodo, por lo mucho que estoy disfrutando. Sólo os diré que ahora mismo son casi las 2:15h de la madrugada y en vez de estar durmiendo plácidamente en mi cama, aquí estoy, dándole al teclado. Esta no es la primera vez que me pasa, y supongo que tampoco la última, a pesar de que me cueste horrores despertarme por las mañanas y la cara con la que amanezco, mejor no os la cuento. 

Pero aquí estoy, contenta, contenta de aprender, de conocer y de compartir con vosotros mis experiencias, lo que pienso, lo que siento. Contenta de ver que lo que escribo le puede llegar a interesar a alguien, no importa a cuánta gente, con uno simplemente me basta. Y ya no digamos cuando algún lector comenta alguno de mis posts o debates, o cualquiera de mis tweets... ¡con que ilusión los recibo y con qué entusiasmo los contesto! Y desde luego, lo que agradezco enormemente son las muestra de afecto y cariño que recibo alguna que otra vez. Esto es lo que me anima todavía más a seguir en este mundo, a seguir empapándome de información, y sobretodo, a estar en contacto y a seguir conociendo personas muy valiosas.

Porque si, porque mucho es lo que estoy aprendiendo, es cierto, pero lo que más valoro son las personas que he conocido ya en mi primer mes  2.0. "real". Personas ya no sólo interesantes y enriquecedoras, sino también generosas, amables, cariñosas, transparentes, honestas y sobretodo, buena gente.

Me gusta, si, definitivamente me gusta este mundo. Y mucho. Ya lo vaticinaba en mi primer post, que esto acabaría siendo mi pasión, y así está siendo.

Todavía me queda un largo camino y mucho por aprender... no os asustéis, no voy a hacer balance cada mes. Simplemente quería dar las gracias por todo lo que el mundo 2.0 me está dando, que es mucho. Por ello, y una vez más, ¡gracias!

domingo, 9 de enero de 2011

Querido Jefe, está usted despedido.

Cuántas veces nos hubiera encantado decirle cuatro cosas a nuestro jefe. Cuatro cosas o algunas más. Pero sin embargo ahí estamos, mordiéndonos la lengua y aguantando estoicamente con una sonrisa pintada en la boca y sin que se nos note demasiado. Porque eso si, de liderazgo y motivación no se enteran demasiado, los jefes digo, pero basta que un mínimo atisbo de crítica hacia ellos planee sobre tu cabeza que ¡zas! ya te han pillado, y entonces... eres hombre (o mujer) muert@. 

Pues yo ya he dicho que basta, que yo no sirvo para disimular, que se me nota demasiado. Y en vez de seguir ahí haciendo comedia y retorciéndome por dentro, he decidido pasar de jefes, de los malos jefes. Me ha llegado el momento de volar libre. Ya tengo edad.

Eso mismo es lo que debe opinar Mike Hoban, consultor senior de una empresa dedicada a la gestión de talento global, además expert blogger. Precisamente, ojeando su blog, encontré esta "joya": una carta hipotética sobre un trabajador que "despide" a su jefe. 

No he podido evitar incluirla en mi blog, ya que creo que refleja muy claramente las reflexiones que quería exponer en mis posts anteriores, sobre la falta de compromiso hacia los profesionales que se da en muchas organizaciones. Tal y como están las cosas, a más de uno nos encantaría entregar una de estas. Y... ¿por qué no? Quizás a partir de este año, se empiece a ver alguna que otra, ni que sea de manera "virtual". Yo ya lo he hecho.

Aquí os la dejo (traducida). Creo que es sencillamente genial:

"Querido Jefe:

Este es mi pre-aviso de dos semanas. Está usted despedido, así como la compañía para la que trabajo. Me voy para poder seguir adelante. Me uno a otra empresa que parece ofrecer mucho más de lo que he encontrado aquí.

No jefe, no es por el dinero ni por los beneficios, aunque voy a percibir un 10% más de lo que gano actualmente. Se trata de la oportunidad de crecer y de desarrollarse. Se trata de ir a un lugar en el que la organización crea las condiciones para que la gente tenga ganas de ir a trabajar, donde las personas sienten que pueden marcar la diferencia. Hace poco, leí un blog en internet que se refería a algo relacionado con el “compromiso” hacia el puesto de trabajo y parece ser que esto es lo que precisamente yo –y muchos compañeros de trabajo- echamos en falta aquí.

Sé que la recesión económica ha sido un periodo difícil para esta empresa y que el negocio ha estado sufriendo durante un par de años. Si, muchos de nosotros esperábamos los despidos que efectivamente vinieron, aunque pienso que se han gestionado de la peor manera. La comunicación sobre el estado del negocio y las decisiones sobre los despidos han sido casi inexistentes. A los que sobrevivimos a la reducción de personal, simplemente se nos asignó más trabajo, y aunque nadie de gerencia lo dijo explícitamente, el mensaje era como si tuviéramos que estar agradecidos por tener un trabajo.

Durante un largo periodo de tiempo dejó de tener nuestras reuniones de equipo. En un momento dado le dijo a un compañero de trabajo que “dejara de quejarse” acerca de las dificultades por las que atravesaba el trabajo. A mi tampoco me gustan los "quejicas", pero  sólo queríamos desahogarnos un poco y obtener algunas respuestas claras sobre el futuro del departamento y de cómo poder hacer mejor el trabajo, mientras que al mismo tiempo podíamos continuar desarrollándonos, quizás mediante entrenamiento o participando en equipos de mejora continua.

Sé que también ha estado nervioso por su propia situación laboral, pero ni usted ni sus jefes nunca parecieron preocuparse por nuestras necesidades. La lealtad es algo que se gana y, francamente, jefe, esta carta es una señal de que ni usted ni la empresa no se han ganado la mía. La página web de esta empresa declara “Las personas son nuestro recurso más importante”; que absurdo, por no hablar del cinismo!

La persona que me contrata en la empresa a donde voy, me preguntó sobre los planes de mi carrera y me explicó algunas de los cosas más interesantes que están haciendo para atraer y retener a personas con talento. No puedo recordar la última vez que alguien de aquí tuvo una conversación similar conmigo.

Hubo una historia que salió justo antes de las pasadas vacaciones en la que Manpower,  una gran empresa experta en recursos humanos, declaraba en una de sus encuestas recientes que el 84% de la gente empleada estará buscando un nuevo trabajo en 2011 en EE.UU. Un 60% más que el año pasado. Así que parece que hay otros muchos que se sienten como yo, y no me sorprendería que usted recibiera alguna carta más como esta a medida que la economía mejore.

Jefe, yo no soy un soñador iluso que piensa que la hierba siempre va a ser más verde en otro lugar. Pero el valor que yo le agrego a mi trabajo es el de la confianza, la camaradería y hasta la diversión y sé que hay empresas en las que esas cosas existen a un nivel mucho mayor que aquí. De hecho, creo que he sido contratado por una de esas empresas que espero valore mi compromiso, no sólo mi cumplimiento. 

Durante las próximas dos semanas voy a hacer todo lo que pueda para formar a quien vaya a estar en mi lugar. Usted tendrá mi mejor esfuerzo hasta el momento en que salga por la puerta por última vez. Y si RR.HH. lo desea, haré una entrevista de salida y seré sincero, aunque  no creo que sirva de nada. Por favor, quiero que entienda que esto no tiene nada que ver con usted. Usted es básicamente una buena persona, pero no es un buen líder y lo mismo opino de la alta dirección.

He de decir que he aprendido algunas cosas aquí y que ha ganado una experiencia valiosa, así que decido poner fin a esta carta con este comentario positivo."

jueves, 6 de enero de 2011

2.0: esto avanza, pero ¿las empresas están realmente preparadas?

Hoy me he llevado una agradable sorpresa. De vez en cuando, voy echando alguna que otra ojeada a varios portales de trabajo en Internet (más que nada, para ver cómo está el “patio”) y en uno de ellos, he visto que en una pequeña población de mi provincia buscan un “Community Manager”. Esto no sería nada novedoso si no fuera porque esta es la primera vez, que yo sepa, que un puesto de trabajo perteneciente al mundo 2.0 es ofertado por una empresa de una cierta pequeña población de la Catalunya interior (me permitiréis que escriba “Catalunya” con “ny”, que si no se me hace como raro…).

Viendo esto, creo que es un verdadero avance que incuso las empresas más pequeñas, de poblaciones pequeñas y con un alcance, de momento, pequeño, vayan entendiendo poco a poco que todo lo digital y lo relativo a la web 2.0 es ya algo inevitable y que se tiene que afrontar si o si.

Hasta ahí todo muy bien, perfecto, estamos todos de acuerdo. Pero, ¿están estas y/u otras empresas realmente preparadas para entrar eficiente y responsablemente en el mundo digital? Por ejemplo, ¿saben, de verdad, lo que hace un Community Manager? ¿Cuál debe ser su perfil, sus funciones, sus responsabilidades?... Dejadme que lo dude.

En mi reciente zambullida en todo lo relativo al universo 2.0, no paro de leer posts, tweets, enlaces, webs, noticias… Me estoy “nutriendo” a marchas forzadas pero agradecidas (sarna con gusto no pica) de conceptos, definiciones, opiniones, etc. sobre todo lo que integra y representa este nuevo mundo.

Uno de los denominadores comunes que he podido constatar, y que más me gusta, por cierto, es que en el mundo digital, lo que prima son los valores como la autenticidad, la sinceridad y la pasión. Los Community Managers (CM en adelante), por ejemplo, tienen que ser personas capaces de transmitir y de generar entusiasmo a la comunidad a la que se dirigen. También se incide mucho en la gran responsabilidad que tienen los CM al representar la “voz” online de la compañía y/o marca hacia su red de usuarios. Tienen que tener dotes de liderazgo y de mediación para tomar decisiones y resolver eficazmente posibles conflictos, y realizar también funciones multi-tarea, ya que no tan sólo tienen que monitorizar su propia comunidad sino que también deben involucrarse en otras redes, foros o blogs para averiguar lo que se dice de su marca fuera de su red social. Pero de todos estos roles, la función, quizás, más importante del CM es la que se denomina como evangelizador. Referente a esto, y según palabras textuales de la web www.communitymanagers.com.ar: “un CM debe ser muy entusiasta respecto a los valores que representa. Debe sentirse muy cómodo compartiendo y difundiendo la información de su comunidad y lo que esta representa, en cualquier lugar y siempre que pueda. Alguien que no cree en lo que está haciendo, no podrá tener éxito como un verdadero “evangelizador”.

Además, un CM no lo puede ser cualquiera, sino que debe tener unas cualidades específicas tales como: paciencia, dedicación, proactividad, curiosidad y en definitiva..,. trabajar duro y formarse constantemente. Casi nada! Vemos, pues, que a los CM se les exige mucho en cuanto a sus cualidades, funciones y responsabilidades.

Ahora podríamos formular una pregunta hacia la otra parte de la mesa, y no me refiero a la comunidad, sino a la empresa. Ya dejando de lado el mayor o menor grado de conocimiento de las funciones de un CM (algo que tampoco está lo suficientemente entendido y que me parece, cuanto menos, inquietante) la pregunta clave sería: ¿está la empresa realmente preparada para ofrecerle al CM todo el apoyo, recursos y motivación necesarios para que éste pueda realizar eficientemente su trabajo?

En mi anterior post “Profesionales, ante todo” reivindicaba la baja implicación hacia los trabajadores que, desgraciadamente, todavía existe en muchas empresas, ya sean grandes o pequeñas (aunque con una tendencia más generalizada en las pequeñas). La falta de implicación, de vinculación, de comunicación y de diálogo que existe por parte de muchos jefes hacia los trabajadores, conlleva un ambiente enrarecido y hostil que, finalmente, acaba desembocando en trabajadores desmotivados. Y yo me pregunto: ¿puede un trabajador desmotivado, que no está siendo valorado, ni tenido lo suficientemente en cuenta, transmitir todos los valores positivos de la empresa/marca hacia el exterior? ¿puede ser un entusiasta, un “evangelizador”? Creo que es sencillamente imposible.

El proceso de “evangelización” se debería dar en una primera fase dentro de la empresa, para que todos los profesionales que trabajen en ella se “contagien” del entusiasmo y bondades que supone estar en ella y, por lo tanto, defender a ultranza los productos o servicios que comercializa. Sólo de esta manera los trabajadores serán los principales implicados en la empresa y la marca y, por ende, los CM podrán ser dignos portavoces de todos ellos. Pero para conseguirlo, las empresas tienen que hacer antes los “deberes”: creer en sus profesionales y generar organizaciones sólidas, amables, bien estructuradas, con procesos de gestión eficaces que contengan objetivos bien definidos y obtener así trabajadores motivados y valorados. Sólo de esta manera, estando en una empresa previamente "inter-evangelizada", el CM podrá contar con elementos de apoyo “básicos” para desempeñar su trabajo fructuosamente.

Pensemos bien esto: ni el mejor de los CM tendrá éxito en sus tareas, si la empresa o marca a la que representa no cree lo suficiente en él. Porque si es así, el CM no podrá creerse lo que está haciendo y por tanto, no podrá ser un buen “evangelizador”. A los CM se les exige mucho, cierto, pero ellos también tienen el derecho a exigir. Esto tiene que ser recíproco.

lunes, 3 de enero de 2011

Profesionales, ante todo.

El 2011 acaba de arrancar y uno de mis deseos para este año y para los que le siguen, a nivel profesional, es que muchas empresas entiendan de una vez por todas que el mejor activo con el que pueden contar son los profesionales que trabajan por y para ellas.


En mis años de experiencia, que ya son unos cuantos, he estado en empresas de diferente tipo: multinacionales, pymes, consultorías… y, contrariamente a lo que se pueda pensar, cuanto más pequeña es la empresa en estructura, parece que menos apego hay hacia sus trabajadores.

En las multinacionales y las empresas grandes, probablemente porque tienen una cultura empresarial muy arraigada, los departamentos de RR.HH. están fuertemente desarrollados y son empresas económicamente potentes, se pueden permitir el “lujo” de mimar un poco más a sus trabajadores. Es más, invierten en ellos. Yo misma estuve ocho años trabajando en una gran multinacional, compañía a la que le guardo muchísimo cariño y que me enseñó (casi) todo lo que sé sobre marketing, especialmente el de gran consumo. Allí me sentía como en una gran familia: conocía a todos los compañeros de los demás departamentos, hice muy buenos amigos, tenía jefes excelentes que además eran colegas e incluso nos íbamos de marcha por ahí… Me sentía realmente a gusto. Y por supuesto, sin descuidar ni por un minuto la profesionalidad que se nos exigía en todo momento y, sobretodo, ¡los resultados! Dicha compañía tiene fama de ser dura y exigente, y de hecho lo es; mis propios inicios estuvieron acompañados de mucho sudor y alguna que otra lágrima hasta que pude ganarme “mi hueco”; eso si, no sin antes echándole mucho esfuerzo, horas y horas de trabajo y sobretodo, unas ganas infinitas de superación. Lo conseguí; mi esfuerzo se vio recompensado. Allí, se nos trataba como auténticos profesionales y nos sentíamos valorados como personas: te recompensaban cuando hacías bien tu trabajo, te orientaban cuando te desviabas de los objetivos marcados y en última instancia se lo pensaban muy mucho antes de tener que despedir a alguien; incluso te daban un tiempo razonable para que pudieras encontrar otro empleo, antes de tener que irte. Todas esas cosas eran lo que nos hacía sacar lo mejor de nosotros mismos para rendir al máximo.

Por circunstancias personales (llamémoslas, de pareja) dejé dicha compañía, dejé Barcelona y me volví a vivir a mi pequeña ciudad natal. Yo ya sabía que lo que me encontraría allí a nivel profesional distaría mucho de lo que había tenido hasta entonces: el tipo de empresa (nada de multinacionales), las dimensiones (pequeñas estructuras con organigramas muy cortos, en caso de que los hubiera), la manera de trabajar (todos hacen “un poco de todo”), los recursos (mucho más limitados)… ¡por no hablar de los salarios! Estaba mentalizada y preparada para todo ello. Pero lo que no me esperaba en absoluto era ver la poca vinculación existente entre empresario y trabajadores. En los años en los que he estado tanto como trabajadora (desde dentro) como consultora (desde fuera) en varias de estas empresas (pymes todas ellas, siendo éstas más bien de la "p" que de la "m"), he constatado en todas ellas lo poco que se valora a los trabajadores, su profesionalidad, sus motivaciones y su implicación hacia la empresa, que a veces es incluso superior que la de los propios dueños. Parece una paradoja que precisamente en los sitios más pequeños, donde todos se deberían conocer un poco mejor, donde representa que estás en una familia más unida, donde jefes y trabajadores deberían ser un piña, ocurre todo lo contrario.

¿Y por qué ocurre esto en este tipo de empresas? Por lo que he podido observar, se debe a una falta de adaptación a los cambios del entorno que deriva en una gran falta de dirección estratégica. Muchos empresarios que tuvieron éxito hace algunos años y pudieron crecer de forma rápida en poco tiempo, se encuentran ahora en un territorio hostil, con un mayor número de competidores, mucho más duros y por si fuera poco, en una época de crisis galopante. Ahora ya no vale el “todos hacemos un poco de todo”, el ir a salto de mata. Toca profesionalizar la empresa, contar con auténticos profesionales que organicen y gestionen los procesos y los recursos, que integren departamentos bien estructurados y que lleven adelante planes estratégicos analizados en profundidad y ejecutados con minuciosidad. Muchas de estas empresas ya lo intentan, se rodean de cientos de consultores (uno detrás de otro), fichan a buenos profesionales, se gastan un dineral en nuevas tecnologías, etc. y sin embargo, no avanzan. ¿Qué es lo que ocurre? Sencillamente, que en el fondo no se dejan. Son como el perro del hortelano: que ni come ni deja comer. Quieren innovar y "romper moldes"... eso si, sobre el papel (que todo lo aguanta) porque luego en la práctica todo son "peros". Y de ahí, que si los resultados siguen sin salir, que si es por culpa de los trabajadores que no se implican lo suficiente (lo que pasa es que están desmotivados), que si despidos fulminantes, a la brava, así porque sí, porque algunas opiniones no están en "sintonía" con lo que persigue la empresa (o sea, el jefe)… y con todo ello, los profesionales con más talento, aquellos que fueron fichados con tantas esperanzas pero que enseguida fueron apartados, igual que los niños a sus juguetes nuevos, son los primeros en largarse (ya no esperan ni a ser despedidos). En definitiva, se crea un círculo vicioso del que cuesta cada vez más salir.

Con todo esto no quiero decir que las multinacionales sean el ejemplo a seguir en todo y que las empresas pequeñas no sepan hacer bien las cosas. Cuidado, hay de todo en la viña del señor. Pero lo que si creo es que hay muchas empresas desorientadas, que deberían aprender de sus “hermanas mayores” y tratar de imitarlas en lo que éstas saben hacer bien: implantar un buen sistema organizativo y de gestión empresarial que les permita ser más competitivas. Todo sencillo, sin grandes pretensiones, simplemente implementando una manera nueva y eficiente de trabajar, adaptada a cada tamaño y necesidad. No hace falta tener un gran departamento de RR.HH. o una cultura empresarial apabullante o unos recursos económicos desorbitados… simplemente basta con mantener la calma y la objetividad, ser honestos, poner las cartas sobre la mesa y considerar más a los profesionales, dialogando con ellos, dejándose aconsejar, valorando más sus aportaciones, obteniendo a cambio lo mejor de ellos. Aportarles y dejar que te aporten, escucharlos, motivarlos. De este modo se crearía un círculo virtuoso que llevaría a una empresa amable, bien organizada y estructurada, con objetivos bien definidos, con descripciones de trabajo claras, con trabajadores más motivados y valorados, con mejores resultados y finalmente, con jefes más contentos. Sin nervios, sin (demasiadas) prisas. Todos saldrían ganando.

Algunas ya están empezando a entenderlo, e incluso a implementarlo, aunque todavía queda un largo camino por recorrer. Creer en los profesionales y crear estructuras sólidas y bien organizadas es sólo el principio del camino hacia la eficiencia y el éxito. Este es el “must”, el “sin e qua non” para poder avanzar y llegar al “segundo nivel”, el de la inevitable adaptación a la era digital. Pero de eso ya hablaré en mi siguiente post, que este ya me ha quedado un poco largo… ;)